viernes

Buenas noticias para la gente que ama las malas noticias.

Everybody's changing and I don't feel the same. He tenido que desechar la mítica canción de Keane que me lleva acompañando años. I feel the same. Todo está cambiando rápido, demasiado rápido. El tempo de mi vida se ha acelerado de forma inexplicable. O no. Dicen que cuando eres feliz el tiempo pasa más deprisa. Y esto si que es un cambio.
Es como si de repente todo encajase. Y siento como si en los últimos dos años hubiese intentado encajar la pieza del puzzle en el hueco equivocado. Y estaba tan completamente cegada que no veía que tenían distintas formas. Y ahí estaba yo, empecinada, como un burro, intentando meter un círculo en un pentágono y preguntándome qué es lo que estaba haciendo mal.

Os voy a ahorrar el cúmulo de despropósitos que vino después. Lo de rizar el rizo se inventó por gente como yo y el penoso espiral de autodestrucción y masoquismo en el que me gusta convertir mi vida repitiendo historias una y otra vez, metiendo cada vez más clavos que no sacan absolutamente nada, poniendo parches y creando una copia de una copia de una copia.
 Y claro, cómo narices iba a cambiar nada así.

"Enhorabuena, estás a un paso de tocar fondo" decía Tyler Durden en El Club de la Lucha, y al fin y al cabo es todo lo que tuve que hacer. Hundida en la mierda más absoluta te agarras a un clavo ardiendo, y el clavo resultó ser el pentágono. Y ahora todo encaja.

Excediéndome ya en las citas, decía un empalagoso anuncio de hace algunos años "a veces lo buscas está tan cerca que cuesta verlo" y vaya que si estaba cerca. Es curioso como terminan saliendo las cosas... sin hacer ruido, sin forzar, sin drama. Sin drama, quién me lo iba a decir. Yo había terminado por aceptar que el drama era parte inalienable de mi vida. Que estaba dentro de mí como, que os digo yo, los leucocitos. 
Es increíble como le ha ganado la partida, de una vez por todas, la paz y la armonía. Y es genial estar bien cuando dices que estas bien. Y que el blanco sea blanco de verdad, poder ver la realidad y que te guste. Ya no hay vestido, ni hay Ashley. Solo es Rhett, sacándote del fuego de Atlanta, y que con su fantasía arda. 


Ya solo queda acabar con las viejas costumbres, que deje de alzar murallas y de esconderme en mi caparazón. Que no es malo mostrar algo de vez en cuando. Que deje de tapar mis debilidades con el sarcasmo más mordaz. No te pongas zancadillas. Que ya no te valga nunca más el "no eres tú, soy yo", no seas tú, no en este sentido. Ni el "me has conocido en un momento extraño de mi vida", llevas cinco años en un momento extraño, ya vale por favor. Déjate de excusas, se feliz de una puta vez. Permítetelo. No tengas miedo. Deja que fluya. Disfruta. 
Intento haceros caso, os lo prometo.




Y bueno
a ti, obrigado.



miércoles

Cállense y sean sumisos

"Las ideas son más poderosas que las armas. Nosotros no dejamos que nuestros enemigos tengan armas, ¿por qué dejaríamos que tuvieran ideas?".

¿Quieres ser feliz? Os voy a presentar una guía, y empezaré por lo más importante de todo: jamás, jamás, jamás pienses por ti mismo. No idees. Te pedimos encarecidamente que no te salgas de los patrones establecidos. No saques los pies del tiesto, y ante todo, ni se te ocurra destacar, en nada, nunca.
No seas demasiado atrevido ni demasiado tímido. No seas muy sexual pero tampoco muy casto. No seas excesivamente alto ni excesivamente bajo. ¿Muy gorda? Obesa. ¿Muy flaca? Anoréxica. No seas inteligente, pero tampoco demasiado tonto. Si eres pobre, por favor, que no se note. ¿Rico? Mejor, pero tampoco lo demuestres en exceso.

Está claro que si eres chica tu obligación es querer tener a un fantástico hombre a tu lado, a poder ser que gane más que tú, aunque es recomendable que tu tengas tu trabajo (inferior) para que no parezcas una mantenida en pleno siglo XXI. Tu adorable novio te pedirá matrimonio a los 27; te casarás, por supuesto, y tendrás un par de hijos que deberán crecer creyendo que ésta es la única forma de vivir. Tus niños se harán mayores y a tu marido le crecerá la barriga; quizá para entonces tenga una aventura temporal con su secretaria para olvidar la soledad de su matrimonio y tú fingirás que no lo sabes porque su sueldo te permite pagarte el gimnasio que mantiene tu culo firme a tus cuarenta y muchos.
Pero serás feliz, porque esa es la vida que te obligaron a querer, y que tú, como buena persona normal, jamás te planteaste.

Te recomendamos también, que si no eres un hombre heterosexual, no disfrutes de tu libertad sexual. Y si aún así, insistes en hacerlo, POR FAVOR, disimula bien.
Fingiremos que no tenemos nada en contra de los gays y las lesbianas mientras ellos sean recatados. Os exigimos además, que no os beséis delante nuestra porque eso violentaría nuestras mentes de personas completamente normales.

Gasta tu sueldo en comprar ropa que esté de moda, ir al gimnasio, y en peluquería, por supuesto, nunca olvides que tu modelo a seguir son Barbie y Ken.

No te plantees otra vida, intenta no moverte mucho, viajar es recomendable, una o dos veces al año quizás, pero emigrar, aún más si es por gusto, eso es otro asunto. Y no nos gusta. Preferimos que nazcas y mueras en el mismo lugar.
No te intereses en política, ni en religión ni en ateísmo. Es mejor no señalarse. Eso sí, de fútbol puedes hablar todo lo que quieras, claro que si eres chica, preferimos que sepas quienes son los futbolistas guapos y no lo que es un fuera de juego.

Si habéis llegado hasta aquí y no habéis notado la ironía, os invitaré educadamente a salir de mi blog. Para los que sí, os he enseñado a ser felices, ahora os enseñaré a vivir: que les jodan. A todos y a cada uno de ellos. No permitas que te digan como vivir tu vida. Que con su pan se coman sus normas sociales.

Ojalá llegase pronto el día en qué a la gente no le inspirase pena una persona por el simple hecho de vivir sola (sin ocuparse de saber si es su libre elección), o en que una mujer no mire a otra con condescendencia por no haber tenido hijos, como si hubiese fracasado en su vida. O en que tu ropa, tu maquillaje, o tu sexualidad no fueran objeto de comentarios.                                             Pero mientras esto ocurre, haz lo que te plazca igualmente. Las etiquetas no son más que condicionantes y las expectativas en mi vida solo me las voy a poner yo.


Ellos no son tú. Así de simple.


martes

Love is a laserquest

El por qué hoy es un misterio. Tu olor me ha traído hasta aquí, quizá incluso tu olor imaginado en otra persona, en otro hombre, en otra vida. Ahora ni siquiera consigo recordarlo, pero haberlo olido en ese momento ha erigido nuestro recuerdo en  mi cabeza de una forma pavorosa. El fantasma de tu mano. Siempre veo la misma escena, supongo que por qué es la única vez que me sentí necesitada. I need you to need me back. Y siento tu mano cogiendo la mía y tirándome suavemente sobre tus caderas. Y tu forma esconder tu cara entre mi cuello y mi clavícula porque estabas mal, aunque yo no sabía por qué pero aún así tu te sentías mejor. Nunca antes lo había visto con tanta claridad porque quizá no le di la importancia que tenía. Encontraré una mejor manera de fingir que fuiste solo otro amante.



A veces hasta pienso que preferiría ignorar todo lo malo. Y a veces, encuentro a una pequeña parte de mí ideando una historia en la que no ha pasado nada. Incluso hay veces, como ahora, en las que pienso que si te tuviera delante, olvidaría durante unas horas. Sin embargo, esto es un supuesto, tu no estás aquí, ni lo estarás el resto de las noches y yo no tengo nada que plantearme.

Y hoy te echo jodidamente de menos.


Qué putada.

El primer golpe es el más duro. Brutal, preciso, titánico. De estas patadas en el estómago que te dejan sin respiración. Porque no te lo esperas. Y aunque tengas la sospecha de una mínima sombra, desde luego no esperas que llegue así, y aún peor, no esperas que duela tanto. 

Pero lo sabes. Porque tú has estado ahí. Y has sido cómplice. Y te viene de repente todo a la cabeza como un comic de ciencia ficción. Y cada imagen es un golpe frío en el pecho. Hasta que tu mente lo reproduce tantas veces que el montaje queda perfecto y tu vida parece una película de Woody Allen con banda sonora y todo. Y si esto es Match Point, yo soy Scarlett, la gran apuñalada por la espalda.

Tiempo de reaccionar. Poner orden. Y acabar por fin con el caos. "I'm fine". Desde luego, no había quién me creyera. Los sucesivos golpes han llegado con el margen de tiempo suficiente para darme la hostia y tirarme al suelo de nuevo justo cuando empezaba a clavar las rodillas. Fuck off.
Qué putada. Ojalá nunca te hubieses ido. Ni hubieses llegado. Ni nada. O sí. O te vayas. O vengas. Yo que sé.




El primer golpe es el más duro.

viernes

And the Oscar goes to...

Voy a perder muchas tardes preguntándome por qué. Por qué has actuado así. Por qué he confiado en ti. Por qué he permitido que me mientas hasta tal punto. Y digo perder porque sé de antemano que no voy a obtener una respuesta sincera, ni tuya, ni mía. Y ahora recuerdo a mi subconsciente, y la razón que tenía. Esa maldita canción de Radiohead que me rallaba hasta el alma, “how can you be sure?” ¿Cómo puedes estar seguro? No podía, claro que no podía. Finalmente todo ha acabado como la canción, “I don't want you anymore”.

Maldito cabrón, ¡cómo has pisoteado mi orgullo! Y yo que pensaba que era hora de tragárselo. Serás hijo de puta. Lo peor es que no puedo parar de pensar ni un solo segundo. Te veo en cada una de las malditas personas que tenemos en común, en cada página que hemos estudiado juntos, te veo en mi puta cama porque se que has estado ahí. Y no creas que lo pienso en plan melancólico, en absoluto. Solo pienso en qué pasaba por tu cabeza cuando hacías todas esas cosas, mirándome a la cara y mintiéndome. Pienso si en algún momento tu conciencia te sacudió un poquito. Casi siempre termino concluyendo que no y eso me mata por dentro.

Mi mente casi siempre tiene mucho que ver en crear a personas que no existen, pero te diré que esta vez casi todo el mérito es tuyo. Enhorabuena, el Óscar al mejor actor principal va para ti. Ya que estamos, mencióname en los agradecimientos de tu discurso, nuestra tragicomedia bien lo ha valido ¿no? ¿Quién sabe? Lo mismo también cae el de mejor guión original.

Yo, sin embargo, soy pésima. Mis 'no os preocupéis' son tan convincentes que traen a mis amigos a casa con una tonelada de chocolate. Pero no puedo hablar, porque tendría que admitir demasiadas cosas. Tendría que admitir que lo voy a echar muchísimo de menos. Al personaje, claro, porque a él no lo conozco. Y que tengo que esforzarme cada segundo del día porque no ver esa imagen en mi cabeza y no tener que poner en 'replay' Hot Fuss (The Killers). Que estoy apretando los dientes con todas mis fuerzas por no llorar de rabia mientras escribo esto.
Pero, ¿qué queréis? En menos de una semana he perdido a mi 'algo especial', mi amigo, mi autoestima y la poca confianza en el ser humano que me quedaba.



Y, por cierto, no ha merecido la pena.

PD: Hoy no hay canción, que no quiero cogerle asco a ninguna.


Mensaje para Clara y para el que no es claro. Parte I.

"No, no me cuentes eso a mí. No te atrevas ni a...Así no es como se trata a un amigo... ¿besándome en la fotocopiadora? ¿de la manita por IKEA? ¿follando en la ducha? ¡Vamos! ¡Amigos mis cojones!"


sábado

¿Cómo puedes estar seguro?

Las murallas no son reversibles, siempre dejan una marca aunque la creas destruída hasta los cimientos. Pero eso no es tu culpa. Mi pasado no es tu culpa, ni mi personalidad, ni mis vaivénes. La culpabilidad, mi vieja amiga. Quizá la culpa sea de esos cigarros sin querer, de las palabras que entrevemos, de esa fuente que es testigo. Tal vez de esas caricias a destiempo, o del perdón que nunca has pronunciado. La culpa es del dejar hacer, del silencio, de mi cama, del "ya lo pensaré mañana". De mi armario, con esa lágrima escrita. La culpa es de esos mosquitos, de esa luz encendida, de ese gesto que ¿solo tiene lugar en tu cabeza. 

Quizá la culpa es mía, y de esa extraña obsesión que tengo por coleccionar piedras en el camino que ahora mismo estas entorpeciéndome, porque quiero y a sabiendas que mi papel en el tuyo se limita a una florecilla en el arcén. 

Tu piel de cordero te ha durado muy poco, y sin embargo, eso no ha hecho más que mejorar tu situación a la vez que me hundía en el fango. A mi nunca me han gustado los corderos. Ni las metáforas, ni las cosas claras, ni las aguas limpias ni la rectitud ni las cosas bien hechas. A mí me gustan las turbulencias, las medias tintas, el caos. 

viernes

El equilibrio es imposible.

"Confía en mi, nunca has soñado poder gritar y te enfureces, es horrible el miedo incontenible. Entonces ven, dame un pedazo, no te conozco cuando dices: qué felices, qué caras más tristes."

El reto mental era demasiado suculento como para dejarlo ir por un poco de sobrevalorada paz interior. La paz interior es una mierda; la belleza está en las curvas, en lo nublado, en el quizás. No me gusta dar las cosas por sentadas y tal vez por eso esté escribiendote esto ahora.  Nunca has sido un seguro de vida, y yo tampoco lo he pretendido. Pero cariño, yo ya no entiendo ni media. Tu mente es lo primero que se me escapa totalmente en mucho tiempo. Porque puedes dar más, y menos; y sin embargo te quedas en un limbo que soy completamente incapaz de interpretar. Y me frustro, y sufro, y me gusta, que es lo peor. El masoquismo emocional se multiplica día tras día, y ojalá llegue a tu conciencia.
 Estoy disfruntando de esto, pero te juro que hay noches en las que quisiera gritar y tirar huevos a tu ventana. Como esta noche, como ayer... porque esta semana es impar y te ha tocado no quererme. 

"Ella sabe y presiente que algo ha cambiado, ¿dónde estás? no te veo, ya lo entiendo, ahora ya no me lamento, no sigo detrás, ¿para qué? Si cada vez que vienes me convences, me abrazas y me hablas de los dos... Y yo siento que no voy, que el equilibrio es imposible cuando vienes y  me hablas de nosotros dos, no te diré que no, yo te sigo porque creo que en el fondo hay algo."

Y porque desmoronas mi altísima dignidad con una facilidad que asusta. Porque no lo entiendo. Porque me quedo sin palabras intentado explicar lo que pasa aquí. "En el fondo hay algo" quizá sea la descripción más acertada. Y qué coño es algo, me pregunto cada noche. No te creas, no lo quiero saber. Una respuesta lo estropearía absolutamente todo. Si es que hay algo que estropear. Aunque por mucho que tus semanas de abstinencia y el mundo en general me hagan pensar que no, se al cien por cien que sí. Qué esas noches no han sido en vano. Que se que dejas caer tu muro casi tan poco como yo, y que ambos lo hemos hecho. Y desnudarte cuando ya lo estás crea una de las mayores intimidades que puede tenerse. Aunque haya que fingir por la mañana, y pretender que volvemos a diciembre.


Ups. Casi me olvido del mensaje principal. Gilipollas.



lunes

Forget but not forgive.

La felicidad es un imposible. Para mí, al menos. ¿Si la máxima a la que supone que todo el mundo quiere llegar es, partiendo de la base, inalcanzable, que me queda? Si la pregunta me la dirijo a mi misma entonces respondo que me quedaría libertad y paz interior, al mismo tiempo. Durante toda mi vida probablemente me haya podido considerar libre, una libertad que conllevaba al mismo tiempo un sentimiento de profunda incomprensión y por ende, de cierta soledad. Ambos sentimientos me impedían estar en paz conmigo misma.
Entonces descubrí el oasis que me ha permitido alcanzar mis dos máximas vitales. Por primera vez en mi vida he sentido lo que es estar en paz con mi mente. Y como es demasiado bueno para ser cierto, supongo que me pongo zancadillas a la mínima. Mi mente es un animal curioso. Alguien me dijo una vez que puedo ser agradable y compresiva con todo el mundo excepto conmigo. Que me hago bullying. Y yo me reí, aunque es bastante cierto. Me es muy difícil perdonarme.

miércoles

Circumstances could excuse.

Every you, every me. Fue la primera canción que escuché cuando supe que iba a pasarlo mal de nuevo. Desde entonces no he dejado de escuchar Placebo ni un solo día, lo que solo puede significar una cosa. Tu me salvaste. Te convertiste de la noche a la mañana en un pilar que nunca había tenido en mi vida y yo te lo permití. Hiciste desaparecer el caos de mi mente, y yo te lo permití. ¿Quién me salvará ahora...de ti?

Navidad, planes y fugacidad.

Los momentos importantes pasan demasiado rápidos.  Se acercaba la navidad y pasábamos horas y horas hablando de qué haríamos, dónde iríamos, con quién estaríamos. Los exámenes finales acechaban y no había tiempo de planes, ni de organizaciones; tan solo, quizás, de unas vagas ilusiones cuando apagábamos la luz al final de un día que podía llegar a durar 20 horas. Nuestras fantasías se apagaban entre largas horas escribiendo folios y folios....
La depresión, la presión y las ojeras dejaron paso a un día de vacío en el que piensas: "¿y ahora que hago con mi vida?" Por supuesto, cuando pasas semanas estudiando o lamentándote por tener que hacerlo, una vez que eres libre, sufres dudas sobre cómo procesarlo.
Sin embargo, la duda dejó paso a unos apremiantes preparativos: "¡¡eh, qué es navidad!!" debimos pensar, de repente todos los planes a medio hacer que rondaban en nuestras cabezas tuvieron que ir tomando forma:  compremos ropa, hagamos el disfraz, hagamos la tarta, y pensemos cada minucioso detalle que podía salir mal del preciado día del fin de año: autobus, taxis, alcohol, uvas.
Nochebuena, cena familiar, bingo, champagne, fiesta, vodka, navidad, resaca. 
Días de estrés, de coser, de mirar el tiempo en internet. Nochevieja acechaba... Todos los esperábamos con ansia. Y la noche del treinta y uno llegó. Y pasó. Y hoy es día dos de enero de 2013 y estoy escribiendo esto. Y nada ha cambiado. Y lo único que conservo es un disfraz mojado en una maleta y una serie de difuminadas imágenes de unas horas que pasamos mojándonos, bebiendo, bailando. 
¿Tiene sentido pasar casi un mes planeando algo que transcurrirá en horas? No. Pero lo hacemos, por tanto nos autoconvencemos de que tiene que ser algo genial, trascendente, mágico. Pero nunca lo es, porque no es más que una fiesta; sí, una fiesta en la noche que cambia el año, pero una fiesta al fin y al cabo no te cambia la vida. 
No venía aquí a hablar de nochevieja, no, en absoluto. Venía a hablar de miedo. Este es mi mayor miedo en la vida. Me da miedo pasarme la vida planeando como será. Y me da miedo que de repente, descubra de que ya ha pasado, y que ya no hay nada qué planear. Me da miedo pasar mucho tiempo haciendo algo y que de repente deje de hacerlo y sentir que no ha servido para nada, como la sensación de vacío de la que hablaba al terminar los exámenes. Me da miedo que mi vida se base en planes y no en hechos. Me da miedo que lo más parecido a la vida que quiero solo vaya a ocurrir en ese tránsito entre la vigilia y el sueño en el que fantaseo con lo que desearía que ocurriese. Me da miedo, sobretodo, que esta navidad sea la metáfora de mi vida.

jueves

Sólo eres alguien que solía conocer.

¿Por qué nos cuesta tanto cambiar? A veces nos aferramos tanto a las cosas que tenemos o que teníamos que nos es casi imposible soltarlas cuando llega el momento de hacerlo.
La dependencia de personas o de recuerdos es como una cadena que te atas al tobillo tirando la llave. Nunca puedes dejarla atrás, atrasa tu avance y si intentas saltar, te hundes. Lo peor de todo es que en la mayoría de los casos las cadenas no sirven absolutamente para nada. No te hacen ser mejor persona, no son justas con el pasado ni con el futuro.
Cuando dependes de una persona que no está vas perdiendo vida poco a poco. El circulo vicioso se pone en marcha: le necesitas, pero no está. El hecho de que no esté no merma la necesidad de él en absoluto. Es aún peor, la necesidad va convirtiéndose en obsesión.
Entonces estás completamente perdida: no puedes ver nada; nada en absoluto.
I don't even need your love but you treat me like a stranger and that feels so rough

lunes

I'm gonna buy a gun and start a war

Escondían almas humanas en cualquier portaaviones.
Los disparos se confundían con los latidos del corazón hasta no saber qué sonido era más vital.
Cada beso que daban escondía una pequeña y peligrosa granada en su más profunda esencia y en el suelo se entremezclaban la ropa de ambos con balas humeantes.
Cubría la habitación una densa escarcha que helaba la sangre en el más literal de los sentidos.
Percibíase el olor a fina pólvora, que invitaba a ser cauto, no fuera él a encenderse un cigarrillo en ese preciso momento y la explosión volase aquel cubículo de reproche, sexo y cobardía.
Podía oírse únicamente el rumor de ligeros gemidos: no decir nunca nada era la única norma.

viernes

y te cepillas el pelo, pero no aparece.

Aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece aparece.
Te pasas el cepillo por el pelo; una vez, dos veces, tres veces. Cuatro, cinco, seis. Veinte, veintiuna. Cincuenta. Sigues cepillando a pesar de todo, como si ese gesto pudiese borrar la angustia, el mareo, el frío. Dicen que cepillar el pelo cien veces con amor es una terapia superior a cualquier otra. Lo intentas aunque sabes que no funcionará.
Piensas en lo que te ha hecho reaccionar de esta manera. Piensas qué provoca que te aferres a una medicina basada en un cepillado de pelo. Y no puedes dejar de imaginarlo. No puedes. Vienen escenas, de aquí y de allá. Escenas del pasado, del desastroso presente; escenas que no han ocurrido, fantasías que nunca llegaran a  realizarse. Te preguntas por qué. Te preguntas hasta cuándo.
Las imágenes se suceden en tu cabeza. Casi puedes sentir como te coge la mano, como te pide perdón cuando no tenía que hacerlo, cómo te acaricia el pelo. Puedes ver su primera mirada de odio, puedes escuchar sus palabras.  Puedes ver su espalda la primera vez que te la dio. Puedes verte a ti misma tardando cinco minutos desde tu esquina a tu casa, pensando "aparece" una y otra vez. Puedes verte hablándole, explicándote, contándole la verdad, aunque eso no haya sucedido, y aunque es probable que no vaya a suceder.
No puedes dejar de verlo ni un segundo esta noche, y a veces, tampoco quieres dejar de hacerlo.
Sabes que mañana no volverá a mirarte de esa forma, sabes que no aparecerá, sabes que ha desaparecido. Sabes que ya nunca tendrás quién te proteja en las sombras, sin saberlo, cuando crees que no lo necesitas.

lunes

and taking control

Resulta tan difícil como morirse de sueño a las 19:30.
No, no es sencillo en absoluto. Sé que estás ahí, en algún lugar, pero dudo que ni siquiera tú recuerdes dónde.
Y así las cosas, me maquillo de decencia, me visto de rosa, me cuelgo un búho dorado del cuello y me preparo cada mañana para enfrentarme a tu realidad, un día más. Rezando para que, misteriosamente, una de esas veces, vuelvas. Pero nunca vuelves, y ya son demasiadas mañanas, y si no rezas con fe, no sirve de nada. ¿Y dónde está la fe? A veces creo que daría mi alma por una pizca.
Solía ignorar a una persona que ya no existe.  Intento dormir cada noche suplicando no ver en sueños lo que tanto deseo en realidad. Y me levanto, cada 7:30 en punto, y durante una fracción de segundo, incluso me creo el sueño. Entonces abro los ojos,  mi habitación me da una bofetada en la cara y vuelvo, un día más, a ser Mrs. Brightside.

domingo

Dramamine



Te echas a temblar frente a una hoja en blanco. La sombra te persigue, cierras los ojos y sigues viendo fantasmas. Sostienes tu vida como un castillo de naipes inestable, sabes que falta la pieza clave, ¿dónde está el pegamento? 
¿Cómo vas a salir vivo de ésta? Los cimientos se tambalean. A penas puedes respirar. Suplicas no empezar a hiperventilar. El miedo te paraliza, no sabes dónde estás, no puedes pensar. Te han encerrado. Solo hay oscuridad y gritos. En un momento de fugaz fantasía piensas algo así como: "¿dónde está el dementor?"
No existe el tiempo. Su concepto carece de sentido. Solo puedes correr, correr, sabiendo que en realidad estás completamente quieta. Notas la garganta seca. Intentas llorar pero no recuerdas como se hacía. 
Sabes el nombre que tiene esa oscuridad, pero no puedes hacer nada contra ella. Es demasiado fuerte. Tú la has alimentado. Yo la he alimentado.
Es inmensa. La batalla está perdida. 

martes

Despierta, y haz como que nada te afecta.

Patético. Ni siquiera puedes pronunciar su nombre. Ese nombre que te hace llorar por las noches.
Sí, sé que lloras, que lloras mucho. Se que cuándo llegas a casa y te encierras en tu fortaleza de cuatro paredes, o en tus canciones, o en tus películas, o en tus libros tu fingida indiferencia se desmorona hasta la inexistencia.
Se cuales son las palabras que te cuesta decir.
Se cuales son las imágenes que prefieres borrar.
Se cuales son los mensajes que no puedes leer.
Se cuales son los ojos que te niegas a recordar.
¿Crees que puedes esconderte de mí, como lo haces de todos los demás, de toda la realidad? ¿Quién crees que te vigila cuando agotas todos tus frívolos entretenimientos? ¿Quién crees que te hace perder los nervios cuando creíais que todo iba bien?
¿Por qué sabes que nada va bien, verdad? ¿vas a contarme qué hay tras tus buenas maneras? ¿tras tus sonrisas de por las noches? ¿tras el bonito pintalabios rojos? ¿tras todos los vestidos de fiestas? ¿tras todas esas canciones tristes?
¿Qué hay tras los esfuerzos que haces para no llorar cuando hablas? ¿ tras la suave canción que cantas a cada segundo del día?
¿Qué hay tras tus besos con extraños? ¿ tras todo el agua que bebes?
¿Qué hay tras todos los sueños que tienes por las noches?
Yo solo soy tu bonito ángel negro. Me llaman conciencia.






Recuerdos, películas y escaleras.



+ ¿Hay alguien en tu vida?
- Querrás decir en mi cama...


Movías los labios para decir algo que sonaba así, aunque no podía prestar atención mientras tus ojos me recorrían el cuerpo de esa forma. El olor de aquellas tardes que llegaban desde tu cuello me nublaba las partes racionales de mi cabeza. 
Me empujaste contra la pared, abriste mi boca con tus labios y te quedaste así, un minuto eterno, mientras solo me acariciabas el cuello, el hombro, el contorno de los pechos, el vientre, la cara interna de los muslos...Por fin cerraste la boca y noté tu lengua y ya no pude pensar nada más...Me besabas en la boca, el cuello, el pecho... Subimos las escaleras, de alguna forma que no logro recordar, abriste la puerta y ya me estabas quitando la camisa, y no me preocupé de donde cayó la tuya...


+ No hay nadie en mi cama que no pueda cambiar con las sábanas.