miércoles

Navidad, planes y fugacidad.

Los momentos importantes pasan demasiado rápidos.  Se acercaba la navidad y pasábamos horas y horas hablando de qué haríamos, dónde iríamos, con quién estaríamos. Los exámenes finales acechaban y no había tiempo de planes, ni de organizaciones; tan solo, quizás, de unas vagas ilusiones cuando apagábamos la luz al final de un día que podía llegar a durar 20 horas. Nuestras fantasías se apagaban entre largas horas escribiendo folios y folios....
La depresión, la presión y las ojeras dejaron paso a un día de vacío en el que piensas: "¿y ahora que hago con mi vida?" Por supuesto, cuando pasas semanas estudiando o lamentándote por tener que hacerlo, una vez que eres libre, sufres dudas sobre cómo procesarlo.
Sin embargo, la duda dejó paso a unos apremiantes preparativos: "¡¡eh, qué es navidad!!" debimos pensar, de repente todos los planes a medio hacer que rondaban en nuestras cabezas tuvieron que ir tomando forma:  compremos ropa, hagamos el disfraz, hagamos la tarta, y pensemos cada minucioso detalle que podía salir mal del preciado día del fin de año: autobus, taxis, alcohol, uvas.
Nochebuena, cena familiar, bingo, champagne, fiesta, vodka, navidad, resaca. 
Días de estrés, de coser, de mirar el tiempo en internet. Nochevieja acechaba... Todos los esperábamos con ansia. Y la noche del treinta y uno llegó. Y pasó. Y hoy es día dos de enero de 2013 y estoy escribiendo esto. Y nada ha cambiado. Y lo único que conservo es un disfraz mojado en una maleta y una serie de difuminadas imágenes de unas horas que pasamos mojándonos, bebiendo, bailando. 
¿Tiene sentido pasar casi un mes planeando algo que transcurrirá en horas? No. Pero lo hacemos, por tanto nos autoconvencemos de que tiene que ser algo genial, trascendente, mágico. Pero nunca lo es, porque no es más que una fiesta; sí, una fiesta en la noche que cambia el año, pero una fiesta al fin y al cabo no te cambia la vida. 
No venía aquí a hablar de nochevieja, no, en absoluto. Venía a hablar de miedo. Este es mi mayor miedo en la vida. Me da miedo pasarme la vida planeando como será. Y me da miedo que de repente, descubra de que ya ha pasado, y que ya no hay nada qué planear. Me da miedo pasar mucho tiempo haciendo algo y que de repente deje de hacerlo y sentir que no ha servido para nada, como la sensación de vacío de la que hablaba al terminar los exámenes. Me da miedo que mi vida se base en planes y no en hechos. Me da miedo que lo más parecido a la vida que quiero solo vaya a ocurrir en ese tránsito entre la vigilia y el sueño en el que fantaseo con lo que desearía que ocurriese. Me da miedo, sobretodo, que esta navidad sea la metáfora de mi vida.

1 comentario:

Irene dijo...

Esta en tus manos que sea así o no

Publicar un comentario